Así, entre cañones y barrancos, en umbría, aparece un bosque
representado por piruétano, madroño y un matorral formado por durillos. A
mayor altura, como en el Collado de la Estrella, aparece una vegetación
más propia de la mitad septentrional y verde de la Península Ibérica
formada por quejigos y melojos cuya belleza cromática se acentúa con la
llegada del otoño. Junto a los cauces de agua, como el Campana, aparecen
interesantes bosques galería en los que crecen alisos, fresnos y
sauces. ncina y alcornoque, por el contrario, son dueños absolutos de una solana
salpicada a veces por pino de repoblación que concentra la mayor
presencia de níscalos y un matorral formado por lentisco, coscoja, jara,
brezos y mirtos. Aquí encuentran refugio un alto número de especies
cinegéticas, como ciervo o jabalí, que comparten el hábitat con
majestuosas rapaces, caso de águila imperial o buitre leonado. La zona
es también ámbito de movilidad del lince ibérico y, esporádicamente, del
lobo que transita entre las sierras Morena y Madrona.
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