A estos bosques y matorrales se unen las dehesas, un
buen ejemplo de explotación sostenible de los recursos. Se trata de
encinares aclarados, en cuyos suelos se desarrolla un abundante pasto
del que se alimentan el ganado y las especies de caza mayor, que además
aprovechan las bellotas.
Cabe destacar también la vegetación de ribera, a lo largo de los ríos Jándula y Yeguas, con sauces, fresnos, alisos y adelfas.
Destaca también la presencia de roble melojo,
recluido a zonas montañosas, más frías y húmedas, y las franjas
arbustivas que forman la adelfa, el taray y el tamujo entre los bosques
de ribera y las formaciones más forestales. En el Parque existen tres
especies consideradas vulnerables: el arce menor, un narciso endémico de
la Península Ibérica y un helecho.
La extensa y privilegiada lista de animales del Parque Natural cuenta con el lince ibérico, el felino más amenazado del planeta, que tiene aquí la mayor población mundial, o el lobo, que dispone de su principal reducto andaluz entre estos montes, así como el meloncillo y la nutria. Algún ejemplar de la importante población de águila
imperial ibérica y otras grandes rapaces, como el águila real o el
buitre negro, además de la cigüeña negra, son otros de los grandes
activos de este Parque.
A ello se une el buen estado de conservación de sus cursos fluviales,
con los ríos Jándula y Yeguas a la cabeza, que albergan una rica
comunidad acuática. El grupo de anfibios está bien representado, con
especies como el sapo partero ibérico y el tritón ibérico, y endemismos
ibéricos como el sapillo moteado ibérico, el tritón pigmeo y la
subespecie de Salamandra salamandra bejarae. Entre los reptiles destacan la víbora hocicuda, el lagarto verdinegro y los galápagos leproso y europeo.
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